lunes, 16 de septiembre de 2013

Verano pasado (y parte III)

2010



Creo que es la primera vez que voy a hablar sobre el nacimiento en vez de empezar por anticipar una muerte un tanto macabra... pero es que aunque puedo decir que Septiembre pasó por mi vida sin importarme demasiado, mentiría si dijera que me da igual lo que aprendí de él, y en su caso, empecé a aprender desde el momento en que comenzó a existir en este mundo.

Hacía ya dos meses que entendí que debía esperarlos despierta, a las doce de la noche sentada en mi cama con los ojos como platos, sin saber muy bien a quién dedicaría mis días siguientes.
Septiembre nació envuelto en una crisálida dorada de la que brotaba resina espesa y pegajosa. Forcejeó durante horas para salir de su refugio/prisión, y cuando por fin lo hizo, cayó al suelo. La primera vez que respiró movió todo el aire de la Tierra al mismo tiempo.
Cuando se incorporó y me miró, pensé que se trataba de una broma... a pesar de estar cubierto de resina y de líquido amniótico, pude distinguir sus rasgos con claridad, y me di cuenta en seguida de que me resultaban demasiado familiares.
Septiembre tiene el cuerpo muy delgado, y poco desarrollado, que recuerda a una delicada bailarina francesa. Si se estira un poco, se le ven las costillas, tiene la piel muy clara y parece débil. Su cabello es corto, pajizo, y tiene ojos grandes de un verde-grisáceo oceánico.
La primera vez que me miró lo hizo con la misma cautela y desconfianza con que le miré yo, y el hecho de que nuestros gestos fueran similares me hizo convencerme del todo de que estaba ante una versión pobremente masculina y un poco más enfermiza de mí misma.
Con esto no pude evitar reírme un poco. Quien los manda tiene un extraño sentido del humor...

Para mí la desconfianza lleva o al rechazo o a la indomable curiosidad, así que dejé que pasaran los días olvidándome de que estaba en un "estado intermedio", tan fascinada como estaba por esta extraña criatura.
Nos hicimos amantes (por supuesto), aunque no de la manera convencional. Él me agarraba las manos e intentaba tirar de mí cuando se me llenaba la cabeza de banalidades, me devolvió alrededor del día 13 mi propósito en la vida, me llevaba de paseo a las horas en las que la ciudad está más perezosa.
- ¿No te das cuenta? - decía, tranquilo - Parece que las calles sean para nosotros.

Por las noches, ya fuera rodeados de gente o en la intimidad de nuestro amor, bebíamos para estar furiosamente despiertos, solíamos dar rienda suelta a nuestra rabia bailando como si fuéramos los seres más felices, cuando en realidad nos hubiera encantado destrozar contenedores y coches like everyone else.

Después de estos falsos alardes de dominio emocional, él me llevaba a casa, a pesar de que yo le insultaba e insistía en caminar siempre unos pasos por delante.
Uno no puede huir de sí mismo, así que al final acabábamos en la misma cama, y a la mañana siguiente yo tenía que mirar debajo de las sábanas si llevábamos ropa interior o no para recordar la noche.

Me convertí en una auténtica prestidigitadora de situaciones incómodas y situaciones deseadas, cada vez que tocaba una, la lanzaba al aire para agarrar otra, y así durante tanto tiempo que Septiembre casi se cansó de decirme que las pusiera todas sobre la mesa, las mirara con atención, y decidiera.
Con sus intentos de hacerme mejor persona, que por cierto, son casi lo que más odio de él, tocaba temas demasiado profundos para llorar, y así me dejaba, sintiéndome un poco vacía, perdida, y algo odiosa.
Septiembre le anda diciendo a todo el mundo por ahí que no le da miedo morir, pero yo sé que es tan egocéntrico como yo, piensa que tiene demasiadas cosas importantes por hacer y que el mundo no será lo mismo si no las hace. Me abraza fuerte por las noches, así es cómo lo sé, es su manera de pedirme que no le olvide nunca, pero ambos sabemos que le olvidaré muy pronto.
No me ha aportado más que inseguridad y auto odio.

Echo de menos a Agosto, que se negaba a decirme que me quería, y me canso de Septiembre, que me jura mil veces que se pasaría la vida mirando cómo se me contraen y dilatan las pupilas.

Espero que se lleve los restos de la crisálida, que siguen en mi cuarto, atrayendo desde hace semanas un sinfín de sapitos azules...

Vale, lo confesaré. Mi plan está trazado.

La última noche miraremos por la ventana las luces de la fiesta de la muerte de Agosto, y luego seguramente él se tumbe en cama, y haga un gesto para que me acerque, con esas manos tan blancas y delicadas.
Entonces será cuando saque mi daga, y lo apuñale con fuerza. Le apuñalaré una y otra, y otra y otra vez, salvajemente, quiero ver si la sangre salta como en las películas gore, le mataré con fiereza y rencor envenenado.

Cuando se me acaben las fuerzas, lo más probable es que caiga hacia atrás, y tragaré saliva, dándome cuenta de que tengo sangre suya en la boca, y que me he mordido el labio tan brutalmente que yo también sangro, y que esas dos sangres saben exactamente igual.
Él yacerá agonizante hasta medianoche, y yo esperaré hasta entonces sentada al lado de mi cama, explosión de rojo, sin poder quitarme de la mente la manifestación del otro día.

UNA SOLA VOZ. - (Con entusiasmo) ¡Viva la huelga general!
MULTITUD. - (Ensordecedora) ¡Viva!
UNA SOLA VOZ. - ¡Viva la clase media trabajadora!
MULTITUD. - (Overwhelming) ¡¡Viva!!

... El siguiente no tiene ni idea de que va a convivir durante toda su corta vida con una loca.


*

0 rumor(es):

Publicar un comentario

 

camina, camina...

Image and video hosting by TinyPic

... y camina

Image and video hosting by TinyPic

desde los cielos, hasta..

Image and video hosting by TinyPic

the end of St.Petesburg

Image and video hosting by TinyPic