Cayó al suelo, y al instante le invadió un pánico inmenso que le sobrepasó a los pocos segundos y le oprimió el pecho hasta que no pudo gritar. Ya había caído más veces, pero siempre había habido alguien a su alrededor que pudiera levantarlo. Siempre recordaba con claridad el terror que lo rebasaba, y después la abrumadora alegría que suponía volver a estar erguido. Pero esta vez estaba solo, en el bosque. Sabía que moriría allí. En cuanto le descubrieran, le comerían los animales. Había nacido sin brazos ni piernas, y lo primero que había hecho su madre había sido llevarle al Oráculo de Delfos, a que Sibila decidiera si debía vivir o morir. Misteriosamente, Sibila, que para aquel entonces ya había perdido el 78'5% de su visión, decidió que aquella miserable criatura podía vivir. Para morir, años después, solo, en ese bosque. Los ojos se le empañaron, y pasaron cuatro horas antes de que pudiera hacer nada más que llorar, boca abajo, con la cara hundida en el fango.
domingo, 29 de diciembre de 2013
But what was I supposed to have said? Was I cold? Of course I could appreciate his feelings. One arm or two, poet or not, it's a tough world. We all have to live with our problems. But weren't we adults? Hadn't we come this far already? At the very least, you don't go asking impossible questions of someone you've just met. That wasn't courteous. Cold.
Cuando pasaron los años y por fin bajó el nivel de las aguas, encontraron Epecuén, la única ciudad de toda la Aurícula Derecha a la que le daba completamente igual haber sido totalmente anegada por la tristeza.